martes, 1 de febrero de 2011

Palabra de Gallero

Las peleas de gallo son una práctica arraigada en la tradición popular que hace parte de la cultura de los colombianos heredada de los españoles. Uno de las características de los galleros de todo el mundo y, tal vez la más trascendental de todas, es la palabra empeñada cuando de apostar se trata. La expresión “Palabra de Gallero” tiene un significado especial para los aficionados a la actividad gallística y, exactamente se refiere a la seriedad y respeto que debe tener todo apostador al momento de comprometer su palabra durante una riña de gallos, dado que las apuestas sobre este particular son pactadas mediante contratos verbales y una vez culminado el duelo de los dos guerreros animales, el perdedor tendrá que pagar de inmediato el valor apostado, en ocasiones hasta con su propia vida de ser necesario.

En nuestro diario vivir podemos apreciar cómo nos hace falta incorporar esta característica y en especial a ciertos personajes de nuestra ciudad y de nuestro país, a quienes hemos visto faltar a su palabra. Por estos días, es común que cualquiera prometa algo y en menos de veinticuatro horas se retracte de lo que dijo sin ningún asomo de vergüenza.

Por un momento imaginémonos a personajes de nuestra ciudad como reales y auténticos galleros en plena faena…

Gallero 1: Fuad Char, “El Cacique”

Al finalizar la temporada de peleas del 2.010, Don Fuad, uno de los galleros más viejos en este deporte, la tenía clara: “Pese a que mi gallo Umaña tuvo un mal semestre, ratifico que seguirá siendo mi ave preferida para el 2.011, este es el gallo ideal para los enfrentamientos internacionales que tendremos para el próximo año”.

Pero al día siguiente se levanta con el pie izquierdo y dice: “Sacrifíquen a Umaña por ser un gallo de poca casta, hagan un sancocho con él y tráiganme al ave gaucha Quintabani para jugármela toda en la arena con este nuevo espécimen”.

Gallero 10: Giovanni Hernández

“Definitivamente apuesto los treinta millones de mi salario al gallo Juniorista en contra del gallo Peruanito; con el gallo Juniorista me siento cómodo, lo conozco a fondo gracias a los múltiples combates que hemos librado juntos, estoy a gusto con él y es el que más satisfacciones y victorias me ha brindado”.

En mitad de la pelea se da cuenta que el gallo peruano esta venciendo a su gallo y cambia de padecer diciendo: “Sabes qué, yo como que mejor me voy con el gallo peruano, lo siento mucho, pero el Juniorista no me está dando las garantías que necesito. Le apuesto TODO al gallo Peruanito”

Finaliza la pelea y sorpresivamente el gallo Juniorista saca sus espolones de acero y le da una muenda de padre y señor mío al Peruanito, que no tiene otra opción más que rendirse al poderío de las espuelas tiburonas. Así las cosas, el famoso G10 nuevamente pone reversa y dice: “He decidido apostar todo mi dinero al gallo Juniorista, gracias a Dios siempre he confiado en este hermoso y brioso gallo y nuevamente hoy salgo ganador”.

Gallero 2: Arturo Char

“Yo le apuesto todo a que el gallo G10 se va de esta gallera hoy mismo por no pelear como un gallo fino sino como gallina culeca”.

El gallo G10 sale victorioso y se queda campante en la gallera, entonces nuestro resignado gallero Arturo dice: “Renuncio a seguir apostando en esta gallera, no tengo más salida. No me queda otra opción, porque el gallo G10 prácticamente pasó por encima de mí y es más importante que la misma Gallera a la que represento. Quedé muy mal ante mis otros gallos y frente al resto de galleros. Perdí toda la autoridad que tenía. Mi decisión es irrevocable e incluso advierto, así se vaya G10 tampoco continuo".

Días después el papá del Gallero Arturo, El Cacique, lo reprende a la vez que lo convence de retractarse de su radical decisión y pese a que no ha dado la cara para ratificar la noticia, extraoficialmente sus declaraciones fueron: “Voy a pasar por alto este pequeño detalle y me quedaré trabajando en la misma gallera con mi gallito G10, pensándolo bien, si me voy de aquí ya no tengo donde ser productivo a menos que mi hermano o mi papa me cedan un cupito en sus respectivas galleras”.

Afortunadamente para estos personajes, ellos no son auténticos galleros porque de serlo serían “descomulgados” de toda actividad gallística, y por no cumplir su palabra serían declarados como seres despreciables, como persona no grata en todas las galleras, todo el mundo los miraría como un pobre diablo y nadie más volvería apostar con un jugador de esas características.

Allí siguen cada uno de ellos, el Cacique haciendo lo que le da la gana y desautorizando las decisiones de cualquiera, como quien dice “donde manda capitán no manda marinero”. Giovanni sigue en el Junior muy horondo después del novelón para su continuidad. Y Arturo continuará al frente del equipo rojiblanco, al menos hasta que el papa se lo permita.

De estos reversazos estamos llenos los colombianos, por lo que no se puede confiar en lo que decimos ya que nuestra palabra no vale nada. Para la muestra unos cuantos botones.

Ingrid Betancourt dice: “Voy a demandar al estado por 6.5 millones de dólares por los perjuicios ocasionados por mi secuestro… mentira ya no, eso era algo simbólico”.

En Twitter se anuncia: “Murió el Joe Arroyo… mentira ya no, se estaba comiendo un chuzo de carne cerca a su casa, solo fue un mal chiste”.

Hugo Chávez grita enérgico: “Ya mismo mando los tanques de guerra a la frontera con Colombia para que se preparen para la guerra… mentira ya no, ahora mi mejor amiguito es Juanma”.

Antanas Mockus declara: “Admiro a Hugo Chávez… mentira ya no, solo lo respeto y lo trato como el mandatario vecino”.

Álvaro Uribe expresa: “Quiero la segunda reelección… mentira ya no, al cabo que ni quería”.

Los constructores de Campo Alegre se refieren a la catástrofe ocurrida en esos predios: “Vamos a indemnizar a todos los afectados… mentira ya no, que cada cual se defienda como pueda”.

Los contratistas encargados de cerrar el boquete del Canal de Dique prometen: “antes del 24 de diciembre terminaremos la labor… mentira ya no, ¿cuál es el afán?, mejor lo dejamos para el otro año”.

Esta es nuestra Colombia querida, país de promesas olvidadas y pueblo sin memoria. ¡Qué bueno sería tener un poco de honor, palabra firme y bolas de acero!

A Don Fuad, Giovanni y Arturo les deseo una feliz Navidad y un prospero año nuevo… mentira ya no, ¡que se jodan todos!

Antonio Javier Guzmán P.
ajguz@yahoo.com