martes, 15 de septiembre de 2015

El peito

Después de almorzar unos suculentos guandúles con carne sala´ que preparó mi madre con mucho esmero y dedicación, mi esposa, mi hijo, dos parejas de amigos y yo nos fuimos a un centro comercial cercano a comernos un postre. Luego de ver todas las opciones nos decidimos por un helado en Crepes & Waffles.
Confieso que estaba a reventar y estuve a punto de no ordenar nada pero el cono doble que eligió uno de mis amigos se veía tan apetitoso que terminé pidiendo uno igual y devorándolo en el acto.
Al cabo de media hora ya mi estómago sufría el rigor de semejante vianda pero teniendo claro la reputación de los fétidos gases que provocan los guandúles hice de tripas corazón por no dejar escapar ninguno. Los retorcijones se hicieron cada vez más fuertes y seguidos y de inmediato empecé a sudar frío.
Pasado quince minutos tenía claro que no podría seguir aguantando por lo que empecé a ver dónde estaba ubicado el baño más próximo. Antes de partir a la búsqueda de mi salvación, sentí que un gas se acercó justo a la salida y no tuve otra cosa que hacer más que apretar los esfínteres con toda mi fuerza. Sin embargo, todo fue en vano y sentí como éste se escapaba haciendo un “sssss” prácticamente inaudible para todos mis acompañantes.
Por un momento pensé que el desafortunado hecho iba a pasar desapercibido, pero de repente llegó a mi nariz el nauseabundo olor propio de quien se ha, literalmente, zampado dos palanganas de sopa de guandúles verdes. Creí que mis amigos no se habían dado cuenta pero de inmediato mis amigos arrugaron sus caras y se veían entre si buscando el culpable para castigarlo con el escarnio público. Eche, como si ellos no pearan y tuvieran cuerpos gloriosos.
De igual manera, no estaba dispuesto a ser descubierto por lo que me uní a ellos con la cara de asombro y llevando mi mano a la nariz dije en tono enérgico “¡fooo!”. Estaba a punto de salir invicto cuando Lucas, quien no fue ajeno a sentir la pestilencia en el ambiente tomó a Iveth por la falda y halándola varias veces para llamar su atención le dijo a todo pulmón con la inocencia propia de un niño de tres años –mamá, mamá, huele a peito de papi-.
@ajguzman