Te levantas al baño por la madrugada, como un zombi te diriges al sanitario, sacas la bestia y descargas tu agüita amarilla tratando de salpicar lo menos posible. Al terminar, bajas la tapa y vuelves a tu cama. No tienes ni idea de qué hora es y supones que falta poco para que amanezca. Te espera un día agotador, por lo que de inmediato reniegas en tu cabeza. En ese momento tomas tu celular y ves la hora: 1:05 a.m., una sonrisa se dibuja de oreja a oreja en tu rostro y vuelves a caer dormido plácidamente.
Y de eso mis amigos, de esos pequeños detalles, está compuesta la FELICIDAD.
@ajguzman