Desde que se conoció el suceso donde el
senador Merlano hizo uso de su poder para evadir la ley toda Colombia se
le fue encima. Haciendo uso de las redes sociales, miles de personas
pidieron su renuncia (más de los que votaron por él) a través de la
cuenta @renunciesenador, otros simplemente le sacaron provecho para
hacer columnas graciosas (lea aquí la mía) y otros tantos con
innumerables frases chistosas e insultantes se descargaron con una
sevicia enceguecedora.
Todo lo anterior con justa causa. No se
puede pretender quebrantar las normas y pasarse por la faja las leyes
aduciendo su calidad de senador y sus 50.000 mil votos (que en realidad
fueron 33.000). Ahora bien, yo me pregunto y que quede claro, sin ánimo
de defender o excusar la actitud del burgomaestre, ¿acaso no hacemos o
hemos hecho nosotros lo mismo? ¿Acaso usted, amigo lector, nunca se ha
tomado unas cervezas y después conduce su carro muy campante creyendo
estar en sus cinco sentidos? Yo lo admito, lo he hecho y en varias
ocasiones. La diferencia es que he contado con la suerte de que nunca me
han detenido. El que nada debe nada teme, es por eso que me atrevo a
decir que el senador debía tener sus cervezas encima, pero por las
imágenes del video me queda claro que borracho no estaba.
Ahora bien, póngase por un momento en
una situación parecida a la del senador y supongamos que usted va por la
carretera a exceso de velocidad o hace un giro indebido en cualquier
avenida, como seguramente lo ha hecho en alguna oportunidad y la policía
lo detiene por su falta. ¿Qué hubiera hecho?, ¿quedarse callado, firmar
la multa e irse? En la mayoría de los casos lo dudo mucho. Lo primero
que hace el común de la gente es llorarle al agente de turno para que le
pase por alto su falta. Si el llanto no funciona, como casi siempre
sucede, ¿qué haría? Pues muchos, muchísimos, tal vez casi todos pensando
en el costo de la multa se lleva la mano al dril y le ofrece un billete
de $50.000 o de $20.000 (dependiendo de la falta y de la cara del
agente) y le dice al policía que cuadren con la respectiva liga.
¿Qué diferencia hay entre éste acto y lo
que hizo el senador? El último utilizó sus influencias, los primeros su
dinero para sobornar. El resultado en ambos casos es el mismo, evadir
responsabilidades. Es cierto que el senador se supone debe brindar el
ejemplo a la ciudadanía, pero ¿acaso no debemos ser nosotros el ejemplo
de nuestros hijos, sobrinos, empleados y todo el prójimo en general? Si
evadimos nuestras responsabilidades como ciudadanos del común, ¿qué nos
impediría evadirla en un cargo con tanto poder?
El argumento “es que yo soy senador de
la República” fue lo que más nos sacó de quicio y al respecto quiero
contar una anécdota de la que fui testigo. Me encontraba en una
pescadería mientras una señora encopetada y elegante le pedía a la
empleada que le abriera varios paquetes de filetes para ella escoger los
mejores a su antojo. La dependiente le explicó que no podía hacer eso
porque después tendría que pagar los restantes de su bolsillo. La
cliente, alzando una ceja y en tono amenazante la miró por debajo del
hombro y le respondió “pues me lo abres o llamo al dueño que es amigo
mío”. La pobre empleada se sintió intimidada y accedió resignada por
miedo a perder su empleo. ¿No es esa señora el mismísimo senador
Merlano?, ¿no hemos hecho nosotros lo mismo o algo parecido en algún
momento de nuestras vidas?
Cuando llegamos a un banco taqueado de
gente a realizar una consignación y le llevamos la transacción a nuestro
amigo cajero, ¿no estamos aprovechándonos de nuestras influencias y de
paso faltándoles el respeto a la gente que le toca hacer la fila?
La mayoría de los colombianos, aquellos
que nos gozamos con ferocidad y nos ensañamos con el senador, también
llevamos un Merlano por dentro. La diferencia es que muchos no tenemos
tan buenas influencias, pero la esencia de nuestra ser es la misma.
Vivimos en la sociedad del facilismo y de tomar ventaja de todo o todos.
Lo vemos día a día en el empleado que roba elementos de su oficina, en
el gerente que contrata personal por recomendaciones y no por
cualidades, en el habitante que le roba al vecino el TV cable, en el
contratista que infla sus cotizaciones para sacar tajada, en el médico
que emplea implantes PIP para obtener más ganancias, en el motorizado
que se mete en contravía, en el periodista que inventa una noticia o la
infla para obtener audiencia, en la ama de casa que le enseña a sus
hijos a decir “mentiritas”, en los feligreses que apartan sillas en las
iglesias como si el templo fuese de ellos, y en todos los ciudadanos que
de alguna u otra manera no desperdician oportunidad de sacarle provecho
a cualquier situación.
Es cierto, también existen personas
integras, llenas de valores y que acatan las leyes asumiendo las
consecuencias de sus actos, pero lamentablemente éstas pertenecen a un
selecto grupo que está en vía de extinción.
Lo repito y me ratifico, la actitud del
senador Merlano fue deplorable desde todo punto de vista y merece una
fuerte sanción, cosa que dudo que suceda, pero es muy fácil y hasta
divertido señalar los errores del prójimo sin tomarse un tiempo en
evaluarse sus propias faltas. Nos encanta tanto juzgar que podría jurar
que hasta nos alegramos cuando suceden este tipo de situaciones como la
del senador porque nos dan de comer por unos días de la sed de ofensas e
insultos “inteligentes” que muchos descargan en Twitter todos los días
para de esta manera ganar seguidores.
Estoy de acuerdo con que la clase
política es lo peor de nuestro país, pero también es cierto que cada
nación tiene los gobernantes que se merece y nuestro caso no es la
excepción porque nosotros mismos los elegimos y lastimosamente no somos
mejores que ellos.
Con esto no quiero decir que seamos
permisivos con los abusos a los que somos sometidos o no podamos alzar
nuestra voz de protesta, solo que la próxima vez que sientas deseos de
descargarte te hagas un pequeño examen de conciencia y recuerdes lo que
le dijo Jesús a los que iban a apedrear a la prostituta “El que esté
libre de pecados que lance la primera piedra”… Yo ya solté la mía.
ajguz@yahoo.com
Mi Twitter: @AJGUZMAN
Otros artículos del autor: http://anecdotascaribes.blogspot.com/